EL ACUSADOR

DEVOCIONAL

En los lejanos tiempos de mi juventud, teníamos un amigo al que le sugeríamos que estudiara derecho para de esta manera poder ser fiscal.

La razón de esta sugerencia, era la de que siempre estaba acusando a los demás, por sus faltas, sus errores, sus contradicciones, como si él fuera perfecto.

Con el tiempo fuimos comprendiendo que esta actitud de vivir acusando, era una manera de defender u ocultar sus propios, podríamos decir, pecados.

Aprendí al lado de mi amigo, como somos de severos los seres humanos cuando se trata de juzgar a los demás y como somos de generosos y comprensivos, cuando se trata de valorar nuestra propia conducta.

Tanto que a partir de aquel tiempo y mucho más después de aceptar a Jesús, comencé a ser menos severo con los demás y más riguroso con mi propia persona. Fue una forma de acercarme en mi pequeñez a mi Salvador.

Lucas 6:37
No juzguéis, y no seréis juzgados;
no condenéis, y no seréis condenados;
perdonad, y seréis perdonados
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Diego Acosta / Neide Ferreira