LOCURA…?

DEVOCIONAL

Hay momentos inolvidables en la vida de quienes nos llamamos hijos de Dios!

Uno de ellos, fue el que protagonizó una joven que al poco tiempo de convertida, comentó que en su familia le habían dicho que estaba loca por seguir a Jesús.

Para mí fue una cuestión de gran importancia escucharla, porque en el fondo, también había vivido circunstancias parecidas.

Qué bueno es que nos digan locos!

Porque si nadie nos dice que estamos locos perdidos, es porque a nadie le ha sorprendido que haya hombres y mujeres transformados por Jesús.

Una persona no llama loca a otra, solo por lo que dice, sino también por lo que hace, por sus comportamientos, por sus actitudes.

Y esto era lo que esta joven estaba deseando transmitir: La habían llamado loca porque había cambiado de hábitos, ya no era la misma de antes y ahora se la veía transformada, con una alegría distinta a la del mundo.

Demos gracias al Eterno por esta bendita locura, que nos convierte en seguidores del Hijo del Hombre!

1 Corintios 2:14

Pero el hombre natural

no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,

porque para él son locura, y no las puede entender,

 porque se han de discernir espiritualmente.

1 Coríntios 2:14

Ora, o homem natural não compreende

as coisas do Espírito de Deus,

porque lhe parecem loucura; e não pode entendê-las,

porque elas se discernem espiritualmente.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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LA BIBLIA – 1 Juan 4

«Juan nos enseña que Dios es Amor y que si no amamos a nuestros hermanos, es porque no lo tenemos a ÉL en el corazón».

4:1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 
4:2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 
4:3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. 
4:4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. 
4:5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. 
4:6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.
4:7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 
4:8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 
4:9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 
4:10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 
4:11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 
4:12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 
4:13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. 
4:14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. 
4:15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 
4:16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 
4:17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. 
4:18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 
4:19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 
4:20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 
4:21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

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