DIOS Y EL ANHELO
DEVOCIONAL
Seguramente todos hemos tenido un anhelo en lo más profundo de nuestro corazón, de tan difícil cumplimiento que un día lo descartamos por completo.
Eso es exactamente lo que me ocurrió: durante años atesoré un anhelo hasta que finalmente decidí poco más o menos que archivarlo porque pensaba que era irrealizable.
Para explicarlo en pocas palabras: Mi anhelo no estaba al alcance de mis posibilidades humanas y consideré que la idea de abandonarlo era la mejor decisión posible. Pero a pesar de eso nunca dejé de agradecer al Omnipotente por todo.
Cuando esa decisión estuvo enraizada en mi corazón, Dios obró! Lo hizo a partir del momento en que comprendí que con mis fuerzas nada podía hacer.
Pero al Todopoderoso le había placido que tuviera ese anhelo y que lo considerara fuera del alcance de mis fuerzas. Entonces ÉL pudo hacer realidad lo que había deseado durante tanto tiempo.
La enseñanza es qué si obramos por nosotros mismos, estamos intentando ocupar el lugar del Eterno. Si aceptamos nuestra incapacidad Dios puede mostrar su Misericordia.
Éxodo 20:6
Y hago misericordia a millares,
a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Diego Acosta / Neide Ferreira