CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO
En estos tiempos se ha actualizado una vieja situación, confirmando lo que dijo el sabio Eclesiastés, que no hay nada nuevo bajo el sol.
Creemos que muchos puedan confundirse pensando que el rechazo social sí es un hecho nuevo.
Sin embargo cuando tratemos la cuestión desde la perspectiva de su versión en inglés, nos podría indicar que estamos enfrentando un nuevo problema.
Dejando de lado estas cuestiones plenas de formalidad y también de una cierta dosis de frivolidad, lo importa es examinar el problema que afecta a tantas personas.
El rechazo tiene su forma más perversa si pensamos que cuando alguien es afectado por este comportamiento, lo que está recibiendo es desproporcionado.
Y lo más grave: Desproporcionado y doloroso, porque muestra uno de los aspectos más alevosos de la sociedad, cuando varios se agrupan en la agresión del rechazo hacia alguien.
Ese agrupamiento, esa forma de obrar en conjunto es revelador de la pobreza y del miedo de quienes obran de esta manera.
Pobreza porque se aúnan para agredir y miedo por el afán de evitar que las malas acciones de vuelvan contra ellos mismos.
Quién rechaza está mostrando uno de los aspectos más primarios de la condición humana, porque está alimentado de bajezas y de temores no declarados.
Pensemos: Cuantas personas han visto destrozadas sus vidas por estas actitudes?
Cuantas personas fueron llevadas a decisiones tremendas a causa del rechazo?
Todas estas manifestaciones de la humana condición, también revelan como la sociedad cuanto más se aleja de Dios más profundiza en el ejercicio de la maldad.
Un hombre sin principios, obra sin principios!
Un hombre con miedo es también un hombre sin principios, porque justificará todos los medios para defenderse.
Por esto es necesario recordar las enseñanzas de Jesús sobre los débiles, sobre los desechados, sobre los indefensos!
También tenemos que pensar en el Hijo del Hombre, cuando tenemos delante de nosotros a los agresores, a los hacedores de maldad.
Oremos por ellos, aunque en algún momento sean o creamos que son nuestros enemigos!
Solamente con Jesús seremos hombres y mujeres libres de la maldad e incapaces de practicarla.
Diego Acosta
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