EL QUE MAL CRITICA

ANTIVIRUS

Con alarmante frecuencia podemos comprobar cómo hay  profesionales de la crítica que viven de las falsas polémicas que ellos mismos son capaces de crear.

Más que profesionales son verdaderos mercaderes, porque criticando consiguen su objetivo de hacer rentables sus publicaciones de cualquier formato.

Hay una ruindad manifiesta en estas actitudes, porque resulta muy fácil hablar mal o criticar severamente a personas que no se defienden de esta clase de ataques por convicción o bien porque carecen de los medios o de las oportunidades para hacerlo.

Incluso hay quienes en sus pretenciosos comentarios son capaces de criticar a Dios, llevando hasta ese extremo su forma de lograr resultados económicos o de notoriedad.

Solo que con el Eterno esta clase de actitudes provocan daño a quién las practica, porque nadie puede ofender la Grandeza Infinita del Creador de todo y de todos.

Estos mercaderes recibirán su paga en la tierra y tendrán su juicio personal en el final.

Diego Acosta

 

JESÚS Y EL RECHAZO

CONGREGACIÓN

SÉPTIMO MILENIO

En estos tiempos se ha actualizado una vieja situación, confirmando lo que dijo el sabio Eclesiastés, que no hay nada nuevo bajo el sol.

Creemos que muchos puedan confundirse  pensando que el rechazo social sí es un hecho nuevo.

Sin embargo cuando tratemos la cuestión desde la perspectiva de su versión en inglés, nos podría indicar que estamos enfrentando un nuevo problema.

Dejando de lado estas cuestiones plenas de formalidad y también de una cierta dosis de frivolidad, lo importa es examinar el problema que afecta a tantas personas.

El rechazo tiene su forma más perversa si pensamos que cuando alguien es afectado por este comportamiento, lo que está recibiendo es desproporcionado.

Y lo más grave: Desproporcionado y doloroso, porque muestra uno de los aspectos más alevosos de la sociedad, cuando varios se agrupan en la agresión del rechazo hacia alguien.

Ese agrupamiento, esa forma de obrar en conjunto es revelador de la pobreza y del miedo de quienes obran de esta manera.

Pobreza porque se aúnan para agredir y miedo por el afán de evitar que las malas acciones de vuelvan contra ellos mismos.

Quién rechaza está mostrando uno de los aspectos más primarios de la condición humana, porque está alimentado de bajezas y de temores no declarados.

Pensemos: Cuantas personas han visto destrozadas sus vidas por estas actitudes?

Cuantas personas fueron llevadas a decisiones tremendas a causa del rechazo?

Todas estas manifestaciones de la humana condición, también revelan como la sociedad cuanto más se aleja de Dios más profundiza en el ejercicio de la maldad.

Un hombre sin principios, obra sin principios!

Un hombre con miedo es también un hombre sin principios, porque justificará todos los medios para defenderse.

Por esto es necesario recordar las enseñanzas de Jesús sobre los débiles, sobre los desechados, sobre los indefensos!

También tenemos que pensar en el Hijo del Hombre, cuando tenemos delante de nosotros a los agresores, a los hacedores de maldad.

Oremos por ellos, aunque en algún momento sean o creamos que son nuestros enemigos!

Solamente con Jesús seremos hombres y mujeres libres de la maldad e incapaces de practicarla.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com