LA FE NOS JUSTIFICA

500 ANIVERSARIO…A 290 DÍAS

 NOTAS DE LA REFORMA / 42

19 Enero de 2017

Lutero recibe una maravillosa enseñanza: La Salvación comienza por el verdadero arrepentimiento y el Amor a Dios es el fin.

A partir de este conocimiento el joven fraile dedica su atención a aquellos pasajes de la Biblia, que antes evitaba porque estaban relacionados con la Salvación y el arrepentimiento.

De esta manera se centró en las Cartas de Pablo y de manera especial Romanos y Gálatas 2:16: Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.

Lutero siguió bajo la guía del doctor Staupitz que era la máxima autoridad de los agustinos en Alemania, quién advirtió que el marco del convento no era bueno para su joven discípulo.

De esta manera cuando Federico III el Sabio, príncipe elector de Sajonia decidió fundar la Universidad de Wittenberg en 1502, el doctor Staupitz propició que Lutero fuera nombrado catedrático en ciencias filosóficas. Tenía entonces 26 años.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

EL VALOR DEL ARREPENTIMIENTO

500 ANIVERSARIO…A 298 DÍAS

NOTAS DE LA REFORMA / 41

11 Enero de 2017

El superior de los agustinos en Alemania tuvo la paciencia necesaria como para conversar y animar al joven fraile que se atormentaba con las dudas acerca de su salvación.

Johannes Staupitz le dijo a Lutero: ¿Por qué te atormentas con todas estas especulaciones y con todos estos altos pensamientos? Mira las llagas de Jesucristo y la sangre que ha derramado por ti; ahí es donde la gracia de Dios te aparecerá. En lugar de martirizarte por tus faltas, échate en los brazos del Redentor. Confía en él, en la justicia de su vida, en la expiación de su muerte. No retrocedas; Dios no está irritado contra ti, tú eres quien estás irritado contra Dios; escucha a su Hijo; él se ha hecho hombre por darte la seguridad de su divino favor, te dice: «Tú eres mi oveja, tú oyes mí voz, y nadie te arrancará de mi mano.»

Lutero le replica: ¿Qué diréis entonces de tantas conciencias a quienes se prescriben mil mandamientos impracticables para ganar el cielo?

Le contesta el Dr. Staupitz: No hay más arrepentimiento verdadero que el que empieza por el amor de Dios y la justicia. Lo que muchos creen ser el fin y el complemento del arrepentimiento no es, al contrario, sino su principio. Para que abundes en amor al bien, es preciso que antes abundes en amor a Dios. Si quieres convertirte, en lugar de entregarte a todas esas maceraciones y a todos esos martirios, ¡ama a quien primero te amó!.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

LUTERO RECIBE UN SABIO CONSEJO

500 ANIVERSARIO…A 300 DÍAS

NOTAS DE LA REFORMA / 40

9 Enero de 2017

Vuelto a las normas de los agustinos, Lutero se vio privado de la lectura de la Biblia y en cambio se le indicó que leyera a la lectura de los doctores de la iglesia.

El joven monje seguía con sus cuestionamientos relacionados con la salvación y se sometía a duros esfuerzos corporales, ayunos y oraciones continuas.

Podría decirse que estaba llegando al conocimiento de lo que representaba la santidad, pero al verse a sí mismo podía advertir lo que Dios le estaba mostrando.

En medio de sus tribulaciones físicas y espirituales, un viejo maestro le dedicó unas palabras que constituyeron toda una revelación: Creo en la remisión de los pecados.

En ese tiempo el superior de los agustinos de Alemania, el doctor Johann Staupitz en una visita que hizo al convento de Erfurt le dijo a Lutero que leyera atentamente la Biblia y que buscase la salvación solamente en Cristo, que era donde él había encontrado la suya.

Se le atribuye esta frase al doctor Staupitz: Todavía no sabes, querido Martín, cuán útil y necesaria es para ti esta tribulación, porque Dios nunca la envía en vano. Ya verás cómo El te ha preparar para cosas grandes.

Lutero luego escribiría: Si no hubiera sido por el doctor Staupitz, estaría en el infierno.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com