COMPASIÓN…!

 

 

 

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

Leyendo un comentario vino a mi memoria la palabra compasión. Cuánto hace que no la uso…Años, muchos años.
Según nos revela el diccionario, compasión es un sentimiento de pena, de ternura y de identificación con los males de alguien. Con esta escueta información comprendo por qué hace mucho que no utilizo esta palabra.
Sin embargo está implícita en el Ministerio Terrenal  del Hijo del Hombre, porque ÉL sí que miró a las personas y las vio como personas, es decir las percibió como seres que necesitaban de su compasión.
Quizás esta forma de mirar es la que me llevaría a comprender en profundidad quién es el prójimo, quién es el hombre y la mujer que precisan de mi ayuda.

Así lo percibió Jesús, quién en su infinita Grandeza, nos dio una lección de Amor y de Misericordia!
ÉL tuvo pena por la situación en la que se encontraban quienes se le acercaban y la pena es muy difícil de experimentar porque generalmente adoptamos la postura contraria: Nos sentimos superiores ante quién está en debilidad.
Por la misma razón experimentó ternura hacia esos seres que muchos despreciaban y que eran las causas de muchas de las críticas que le hicieron los fariseos.
Y también se identificó con los males que padecían. Por eso estuvo al lado de los desechados, al lado de los que formaban esa parte casi indeseable de la sociedad de su tiempo.

Jesús me enseñó quién era el prójimo!
No era un poderoso ante quién me podría sentir inferior ni era un sabio ante quién me podría sentir inculto. El prójimo es quién necesita de mí, de lo poco que soy, porque lo único que podría dar es mi solidaridad, mi compasión con el sufriente.
Como Pedro acompañado por Juan, que dio lo único que podía dar!
La compasión nos debe hacer sentir tan pobre y humilde como quién la necesita, porque así lo asumió Jesús. ÉL supo en todo momento quién precisaba de su corazón amoroso.
Confieso que he cambiado mi forma de mirar y ya no veo seres inferiores, seres indefensos, sino a hombres y mujeres que como yo, precisamos de Amor y de Misericordia.
De compasión!

Diego Acosta / Neide Ferreira

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EN PUGNA

DEVOCIONAL

Jesús dijo que cada uno debería tomar su cruz y seguirlo.

Es evidente que estaba hablando que nada sería fácil en la decisión de ser discípulo y que por el contrario iba a demandar esfuerzos denodados.

Esta visión contrasta casi violentamente, con la frivolidad con la que muchos vivimos el cristianismo, olvidando que estamos formando parte de un monumental conflicto.

Estamos haciendo referencia a que las fuerzas del mal no abandonan la lucha por provocar nuestra caída y que nos apartemos del Camino verdadero.

En este conflicto me veo formando parte de los seguidores de Jesús y me veo formando parte de quienes tenemos que luchar contra nuestros propios conflictos personales.

En eso consiste la pugna: Entre el Bien y el mal!

El Poder del Eterno es superior a cualquier otro poder que se le oponga, pero no debo cometer la torpeza de creer que todo está resuelto.

Mi parte de la lucha es ser fiel y consecuente con todo lo que nos ha sido mandado, para poder vivir bajo el Poder y la cobertura del Amor del Supremo.

Juan 17:15

No ruego que los quites del mundo,
sino que los guardes del mal.

João 17:15

Não peço que os tires do mundo,
mas que os livres do mal.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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