El rey Astartejes escribió una carta a Esdras en la que le comunicaba que todos quienes quisieran seguirlo a Jerusalén, podían hacerlo.
Se ponía fin al exilio en Babilonia y ahora comenzaba un nuevo tiempo en la Ciudad Santa, con la reconstrucción del muro y poblando la ciudad.
Y no solamente eso: El propio rey y sus súbitos hicieron ofrendas para la Casa del Eterno que estaba en Jerusalén y les fueron devueltos los utensilios de oro que en su momento fueron arrebatados del Templo.
Astartejes además de anunciar otras ayudas que debían ser entregadas prontamente, se pregunta: Por qué demorarlas arriesgando que el Dios de Israel descargara su ira sobre su reino y sus hijos?
Este impresionante pasaje que recuerda el Libro de Esdras, nos debe servir de referencia en la hora de las dudas.
Si Dios que es Rey de Reyes consiguió doblar la voluntad del soberano de Babilonia, como no podrá ayudarnos en el tiempo de la dificultad?
Que hay tan poderoso que Dios no pueda vencer?
Esdras 7:27
PT – Bendito seja o Senhor, Deus de nossos pais, que tal inspirou ao coração do rei, para ornarmos a Casa do Senhor, que está em Jerusalém.
ES – Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén.
Diego Acosta / Neide Ferreira
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