OFRENDA Y RECONCILIACIÓN

RECONCILIACIÓN

El Hijo del Hombre formuló una importante enseñanza con relación al significado de la ofrenda y la reconciliación.

MATEO 5:23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti. Jesús alude al momento en que decidimos llevar nuestra ofrenda y lo relaciona con una cuestión muy especial.

Solamente si estamos alertas en el sentido espiritual, podremos advertir o recordar, la existencia de un hermano que tiene una cuestión pendiente con nosotros.

MATEO 5:24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Jesús nos enseñó como debemos proceder en una situación tan delicada como la planteada.

Nos manda dejar nuestra ofrenda en el altar, sin presentarla y entonces buscar al hermano y reconciliarnos con él, porque entonces si estaremos en condiciones espirituales de entregar nuestra ofrenda al Señor.

Esto lo desarrolla Daniel 9:24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

La cuestión de la reconciliación es fundamental, porque si lo hacemos con un hermano, también y en sentido más amplio lo estaremos haciendo con el Dios Todopoderoso.

Solamente habiendo cumplido este paso podremos llevar nuestra ofrenda ante el altar. Habrá entonces Paz en nuestro espíritu.

Diego Acosta

MUCHO O POCO

EL ABUELO SALOMÓN

Es curioso como el que mucho tiene siempre estará bajo sospecha cuando tiene un acto de generosidad. Siempre se dudará sobre lo que ha salido de su mano.

Se dirá que ha sido poco, que no ha sido generoso sino más bien lo contrario, rozando la categoría de miserable. Por mucho que haya dado.

En cambio el que poco o nada tiene, todo lo que ponga en la mano de otro, será siempre mucho. Simplemente, porque nadie pondrá en duda que está dando de lo que falta y no de lo que le sobra.

Pensando en esto, viene al caso saber que en el fondo se trata de tener buenos actos, no por el placer de hacerlo, sino por la necesidad espiritual de ayudar al Prójimo.

De allí que haya dadores alegres y personas que se piensan muy bien cuanto ofrecerán porque tratan de asegurar que ese hecho no afecte su tranquilidad futura.

La mano abierta siempre será generosa, aunque solamente tenga lo indispensable. Pero en una mano abierta, siempre es posible recibir de la generosidad de otro.

Diego Acosta