EL TEMPLO VIVIENTE
DEVOCIONAL
En el primer Libro de Reyes se nos reveló que Salomón tardó siete años, en construir el Templo que su padre el rey David le encomendó para que en él fuera honrado el Eterno.
Todos los materiales que se emplearon fueron los mejores y los artesanos fueron elegidos con el mayor cuidado para que también fueran los más sabios en su utilización.
Haciendo una analogía, bien podríamos hablar de nosotros mismos, que somos el Templo viviente del Espíritu Santo!
Hemos dedicado lo mejor de nosotros en este templo tan singular?
Lo estamos cuidando con el esmero que este preciado lugar se merece?
Estas son las grandes preguntas que me hago cada día, para que el templo que es mi propio cuerpo, esté lo menos mancillado posible y para que la honra hacia Dios pueda ser auténtica.
Es demasiado importante lo que debo hacer, como para distraerme o como para no dedicar todo mi empeño en la obra de preservarlo de las maldades del mundo y de mis propias maldades.
En hacerlo debo emplear el resto de mis días!
1 Reyes 6:38
Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo,
fue acabada la casa con todas sus dependencias,
y con todo lo necesario.
La edificó, pues, en siete años.
Diego Acosta / Neide Ferreira