LOS PROPIOS CONSEJOS
EL ABUELO SALOMÓN
Recuerdo con especial cariño las cosas que me decía mi padre en mis años más jóvenes, porque encerraban la riqueza que pensaba eran unas simples ideas de una persona mayor.
Uno de los argumentos que repetía, era algo que me causaba un especial rechazo: Yo no entiendo para que te empeñas en atravesar las paredes, si pasando por la puerta en mucho más fácil y menos doloroso.
La razón de mi rechazo era que por aquellos tiempos, me dolía muchísimo la cabeza, a causa de pretender atravesar las paredes, en lugar de seguir el sencillo consejo paterno.
Con los años comprendí cuántos pesares me hubiera evitado si hubiera sido menos soberbio y hubiera prestado oídos a mi padre, que con su amor trataba de evitarme los dolores que el mismo sufrió.
Cuando se es joven se pierde la noción de la sabiduría y creemos que esa virtud es de nuestro patrimonio exclusivo. Solo que aprendemos bastante más tarde y en la dura y dolorosa escuela de la frustración, que estábamos equivocados
Diego Acosta