INCREÍBLE
Muy frecuentemente utilizo esta palabra, increíble, que puede entenderse como algo que no se puede creer o que resulta muy difícil de creer.
Y lo que más me preocupa, es que casi siempre que uso la palabra en cuestión, es cuando algo me sorprende con relación a las cosas de Dios.
Cada vez que advierto que estoy a punto de utilizarla, trato de no hacerlo, porque increíble, está estrechamente relacionada con hechos o situaciones, que solamente el Soberano puede provocar o ejecutar.
Como es evidente, en lugar de increíble…debería decir extraordinario, milagroso!
Esta es una de mis luchas cotidianas, pensando en alcanzar esa meta de la que habló Pablo, siendo plenamente consciente de la humildad de mis recursos para lograrla.
Este pensamiento viene en momentos difíciles, no tanto personales sino por cuestiones que se relacionan con nuestros amados.
Que son las más difíciles y las que más nos afectan. Esto solo lo puede entender desde la condición de padres o de abuelos.
Nos duele y nos afecta más lo que pasa con nuestros hijos o con nuestros nietos, que nuestros propios dolores o afecciones.
Pero este es el momento de no rendirnos ni entregarnos al desánimo. Muy por el contrario, este es el tiempo de clamar al Todopoderoso por nuestros amados.
Nada hay más importante que podamos hacer por ellos que orar por los tiempos que están viviendo, que nadie conoce mejor que el propio Dios.
No digamos: Solo nos queda orar. Demos gracias al Hijo del Hombre, que nos dio la libertad de pedir al Padre en su Santo Nombre!
Oremos, clamemos, porque el Eterno siempre nos escucha! Y olvidemos lo increíble!
Juan 14:13-14
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
Diego Acosta / Neide Ferreira