TU PARTE…

 

parte

Un creyente se quejaba amargamente por la lucha que tenía para sacar adelante su pequeño comercio, situación que se agravaba cuando veía como un competidor crecía y crecía.

Además se quejaba diciendo que él era creyente y su competidor un impío que se reía de su fe, comentando a sus clientes que como sería de grande el Dios en el que creía que su negocio no prosperaba.

Un anciano le llamó aparte y le dijo: He escuchado tus quejas y querría preguntarte varias cosas. El hermano accedió y escuchó la primera cuestión: En este tiempo le ha faltado sustento a tu familia? No.

Has tenido problemas para afrontar los compromisos comerciales para dar un buen testimonio? No. Has tenido dificultades para vivir dignamente con tu familia? No.

La supuesta falta de prosperidad de tu negocio se ha debido a tu falta de trabajo? No. Crees que en todo este tiempo el Señor te ha abandonado? No.

Me puedes decir entonces de que te quejas? De tu falta de prosperidad? De ver como tu competidor crece más que tú? De ver como ese impío gana más dinero que tú? Sí.

Creo hermano amado, que estás equivocado con tus quejas. Tú tienes la parte que al Señor le ha placido que tengas. Quieres arriesgarte a recibir la parte que tendrá el impío en el Juicio? No.

Entonces oremos para pedir perdón al Señor por tus quejas y para darle las gracias por Su generosidad de haberte dado tu parte.

Salmos 118:23
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
www.septimomilenio.com

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