Resulta patético observar como cada día más, intentamos ocupar los vacíos interiores con toda clase de reclamos exteriores.
Una ley física asegura que cuando se produce un vacío, algo ocupa inmediatamente su lugar. Con seguridad que los términos de la ley están mal expresados, pero creemos que la idea se entiende.
Los hombres y las mujeres de este tiempo seguramente nos distinguiremos por la enorme capacidad que tenemos para exaltar toda clase de frivolidad, especialmente aquellas vinculadas con la personalidad.
La relación frivolidad-personalidad es tan directa, que por momentos pareciera que debemos seguir moldes cambiantes y caprichosos para obtener los rasgos que distinguen a la sociedad a la que pertenecemos.
No importa lo que hagamos y mucho menos importa el valor intrínseco de aquellos que seguimos como una norma de vida. Lo verdaderamente destacable es que actuemos según el ritmo cambiante de la sociedad.
Y por qué hacemos esto?
La única exxplicación posible está en la patética realidad de que no sabemos llenar nuestro vacío interior y lo ocupamos con lo primero que tenemos a nuestro alcance, que no es otra cosa que las normas dictatoriales del mundo.
Cambiamos nuestro vacío por lo que otros deciden que es bueno, interesante, atractivo y sobre todo de ultimísima moda. Así compramos desde fragancias hasta pensamientos.
Por increíble que parezca, hasta aceptamos que otros piensen por nosotros!
Y nuestra vida?
Que ocurrirá cuando nos enfrentemos con el momento supremo de explicar lo que hicimos con el tiempo de vida que se nos concedió? Entonces y solo entonces nos acordaremos de Jesús.
Pero, será demasiado tarde!
Salmo 144.4
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira