Hace un cierto tiempo nos enteramos que una hermana estaba viviendo una gran aflicción, que incluso había motivado que durante varios domingos no viniera a la iglesia.
Decidimos visitarla para poder testimoniar con nuestro gesto que éramos solidarios con el momento que estaba afrontando, en la certeza de que esos pequeños gestos son muy alentadores.
Ella valoró la visita y nos contó con detalles lo que le estaba ocurriendo, que resultó más grave de lo que pensábamos y de más difícil solución que lo que creíamos.
Como es de imaginar en circunstancias como esta es complicado encontrar las palabras adecuadas, que no suenen a formulismo o sean empalagosas por su obviedad.
Como siempre el Espíritu nos trajo sabiduría en el momento perfecto y le recordamos a la hermana que Jesús nos había anunciado que en el mundo pasaríamos aflicciones.
Ella estuvo de acuerdo con eso porque lo recordaba perfectamente. Y le hicimos mención que Jesús también había dicho que Él había vencido al mundo.
Estas palabras animaron a la hermana que cambió totalmente de actitud y nos alentó… a nosotros a tener en cuenta lo que Jesús había dicho. No importa el tiempo de la aflicción, importa el tiempo de la certeza de la Victoria con Jesús.
Juan 16:33
Diego Acosta García
Música: Neide Ferreira