Conocer el futuro ha sido y seguramente será el más grande de los afanes de los seres que formamos parte de la especie humana según la Creación de Dios.
Prácticamente todas las civilizaciones del pasado, y obviamente la de nuestro presente, se preocuparon y se preocupan por saber lo que ocurrirá mañana y pasado y pasado…
Así como en el pasado y en el presente, siempre hubo y habrá quienes supuestamente tienen el poder de conocer el futuro y todos nos rendimos ante ellos.
Los poderosos, porque confiaban en esos supuestos conocedores del futuro para determinar sus decisiones de gobierno y quienes formaban y formamos parte del pueblo para resolver sus necesidades personales.
Todos, poderosos y simples, olvidamos algo fundamental: que el futuro es impredecible para los humanos porque está en manos de Quién nos ha Creado y es inútil intentar saber lo que solamente Él sabe.
No busquemos saber más de lo que podamos saber porque nos podríamos encontrar ante un dilema pavoroso: que ocurriría su supiéramos con toda seguridad el día de nuestra muerte?
Seamos sabios y aprendamos a vivir el presente, dejando las preocupaciones del futuro para Dios, quién siempre nos dará lo mejor y más conveniente para cada uno de nosotros.
Isaías 35:1
Diego Acosta García