HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE (I)

Frecuentemente nos olvidamos que los mandatos de Dios son a perpetuidad e irrevocables, que fueron dados para su pueblo y como coherederos de las promesas, también los debemos acatar.

Uno de ellos es de una impresionante magnitud: Honra a tu padre y a tu madre y es el único mandato que tiene como agregado una promesa para el futuro.

Dios establece de manera drástica e inexcusable que debemos honrar a nuestro padre y a nuestra madre, sin ninguna clase de condicionantes y además para siempre.

Esto quiere decir que la honra que debemos al padre y a la madre, excede por completo quienes son ellos, lo que han hecho, lo que nos han hecho y como ha sido su vida.

El mandato es para que ese hombre y esa mujer, nuestros padres, reciban todos los días de su vida nuestra honra, con independencia de cómo hayan sido sus hechos o sus días.

Este irrevocable mandamiento nos debe hacer reflexionar acerca de cómo son nuestros comportamientos con nuestros padres, con nuestros mayores y lo que le enseñamos a nuestros hijos.

Es tan grande el mandamiento y su promesa, que cabe preguntarse qué nos puede ocurrir si no somos fieles en su cumplimiento y lo que puede ocurrirnos por rebelarnos a cumplirlo.

Deuteronomio 5:16
Diego Acosta García

Deja una respuesta