HUMANOIDES

Cada día podemos sorprendernos como progresan los robots a los que se llama humanoides por sus capacidades para imitar a quienes los inventan y desarrollan.

Desde aquellos primitivos aparatos que eran capaces de realizar sencillas actividades hemos pasado a lo que parece ser nuevas generaciones de ingenios más perfeccionados y más eficaces.

La especie a la que pertenecemos pareciera celebrar como el talento que nos caracteriza Dv12fe13es capaz de hacer creaciones que se nos asemejen, por lo menos en las tareas que hacemos.

Sin embargo últimamente han aparecido aparatos que tienen nuevas capacidades, como por ejemplo responder a frases determinadas, excusarse cuando no las entienden y hasta demostrar sentimientos elementales.

Nos preguntamos: ¿Los robots se nos terminarán pareciendo o por el contrario, nos terminaremos pareciendo a los robots? Estas inquietantes alternativas merecen una reflexión.

Es evidente que en algunas situaciones nos comportamos como robots, porque no somos capaces de pensar por nosotros mismos ni somos capaces de tener actitudes que nos distingan como humanos.

A nuestra condición de seres pensantes, de ser capaces de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, muchas veces la dejamos de lado y nos convertimos en auténticas máquinas.

Nunca olvidemos que fuimos creados a imagen y semejanza del Eterno y por tanto nuestros comportamientos deben buscar un nivel que nos aproxime a su Grandeza.

Éxodo 20:4

Diego Acosta García

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