LA ECONOMÍA ESPIRITUAL

Hace un cierto tiempo, predicábamos sobre la avaricia y pusimos como ejemplo lo que ocurriría si en una Iglesia, milagrosamente tuviéramos 100 millones de dólares o de euros para repartir entre los presentes.

La sorpresa fue generalizada cuando descubrimos que todos quienes asistíamos al Culto, lamentábamos no haber traído a nuestros familiares para que participaran de semejante acontecimiento.

Las conclusiones a las que llegamos nos llenaron de preocupación. Nadie se alegró de recibir una parte de esa cantidad, sino de la parte que pudieron haber recibido de haber pedido a sus familiares que los acompañaran.

Nos lamentábamos por no tener una parte mayor del reparto de dinero y no por el hecho de no haber puesto nuestro empeño en que otras personas vinieran a la Iglesia.

Quedó perfectamente claro que estábamos siendo víctimas de la avaricia, uno de los grandes males que afecta a la especie humana desde la Creación, según lo podemos constatar en el pasado como en el presente. Y podemos agregar que en el futuro.

Que nos sucede a los seres humanos con el dinero? Simplemente que nos domina la avaricia, el ansia incontenible de tener más de lo que Dios nos concede.

Nunca pensamos que Su medida es infinitamente mejor que la nuestra, porque nos conoce y sabe nuestros límites y sabe también el daño que nos podríamos hacer si nos permitiera obrar con avaricia.

Hebreos 13:5
Diego Acosta García

Deja una respuesta