RECONSTRUIR EL MURO

Es posible que tengamos que reconstruir el muro de nuestra fe porque haya sido dañado por las circunstancias, por los problemas, por las situaciones que debimos afrontar en nuestra vida.

Ante esta gran obra nos pueden flaquear las fuerzas y entonces podemos llegar a admitir que el muro aunque derruido sigue existiendo, aunque no sea todo lo poderoso que debiera.

Pero también puede ocurrir que tomemos la decisión de reconstruir el muro a pesar de nuestras flaquezas, de nuestras debilidades, a pesar también de que muchas de las circunstancias que contribuyeron a derribarlo todavía subsisten.

Lo importante es asumir que la reconstrucción es una obra imprescindible para que nuestra relación con Dios no sea dañada, para que no haya nada que nos impida acercarnos a Él.

Tampoco es tiempo de juicios, porque no somos los únicos que tenemos el muro de la fe dañado, ni tampoco somos los únicos que tenemos que reconstruirlo.

Es tiempo de pensar que así como Nehemías asumió la reconstrucción del muro como un acto concreto de su relación con Dios y por tanto no tuvo miedo a la magnitud de la obra ni a la acción del enemigo por impedirlo, nosotros podemos obrar de la misma manera.

Reconstruyamos el muro. Tengamos en una mano la herramienta de la decisión y en la otra la espada que es la Palabra de Dios. Así nadie podrá impedir que triunfemos.

Nehemías 4:18

Diego Acosta García

Deja una respuesta