SEAMOS FLEXIBLES

Frecuentemente se utiliza la imagen de un lápiz como ejemplo para determinadas situaciones, porque se mantiene rígido cuando lo usamos, pero si lo quisiéramos sacar de esa rigidez terminará por romperse.

Podemos pensar: es buena la rigidez? Si se trata de cuestiones esenciales, no cabe duda que no podemos cambiar lo que es verdadero por lo que no lo es o intentar tergiversar o adulterar como significado.

Por qué entonces cuando intentamos modificar la rigidez nos podemos romper como un lápiz? Porque son dos conceptos antagónicos. La rigidez de las cosas inmutables y la rigidez de las personas, que muchas veces no es otra cosa que encerrarse en nuestras propias convicciones.

Esta posibilidad de rompernos o de romper haciendo mal a alguien es más probable de lo que nos imaginamos, puesto que hemos sido llamados a ser prudentes, particularmente con quienes viven todavía en la infancia espiritual.

No podemos hacer alardes de nuestros conocimientos y de nuestras posiciones rígidas, sin correr el riesgo de hacer daño a quienes recién están comenzando su camino con el Señor.

Muchas veces dependerá de nuestra flexibilidad la posibilidad de que lleguemos con el mensaje profundo, sin tratar de imponer un determinado criterio en base a una postura dogmática.

La flexibilidad al contrario que el lápiz, está hecha de amor, de misericordia, de paciencia. Recordemos cuánto podría haber cambiado nuestra vida espiritual si hubiéramos encontrado en nuestro camino a un hombre, a una mujer flexible.

1 Corintios 8:11

Diego Acosta García

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