PEQUEÑOS

Tenemos muy presente la sensación que teníamos cuando éramos niños al mirar hacia el cielo y ver de noche el colosal espectáculo de la luna y las estrellas.

Vivíamos en una zona muy poco iluminada de la ciudad donde nacimos y esa falta de luz hacía más notoria todavía la grandiosidad que nos hacía sentirnos muy pequeños.

Con el paso de muchos años y con la edad de los abuelos, hace poco tiempo tuvimos la misma percepción al ver una noche el colosal espectáculo de la Creación de Dios.

Solo que ahora hay una gran diferencia: Sabemos perfectamente quién es el Autor de tanta magnificencia y creemos en Él y consagramos nuestra vida a Él para servirlo y para servir en su Santo Nombre.

También comprendimos otra cuestión muy importante: Ya no tenemos la sensación de ser pequeños que era la que percibíamos cuando éramos niños contemplando el cielo.

Ahora sabemos que hay una gran diferencia: No es una sensación sino una realidad el sentirnos pequeños, porque somos pequeños frente a tanta Grandeza.

Tal vez al sentirnos tan pequeños nos estemos acercando a aquello que nos habla la Palabra de Dios, de sentirnos niños ante la presencia del Señor y de por poder acercarnos a Él con toda confianza y sinceridad.

Salmos 115:13
Diego Acosta García

IDOLITOS

Si somos sinceros,  en la intimidad podremos reconocer que tenemos nuestros pequeños idolitos, no grandes ídolos, pero sí de esos pequeños que parecen no hacer mal a nadie.

Es evidente que se trata de una forma de calmar nuestra conciencia, porque la diferencia entre un idolito y un ídolo, es la misma que puede haber entre un pequeño robo y un robo.

Es decir: Si robamos poco hablaríamos de un robito y lo diferenciaríamos de un robo de otra magnitud. Pero nos omitimos lo fundamental, que un robo es un robo siempre, sin importar su cuantía.

Lo mismo ocurre con esos pequeños ídolos que vamos sumando en nuestra vida, pequeños objetos o personas que influyen desmedidamente en nuestros hábitos, en nuestros gustos y aún en nuestras decisiones.

Con nuestra capacidad para justificar prácticamente todo y de esta manera justificarnos, podemos argumentar que esos idolitos no tienen ninguna importancia.

Se trataría de simples atracciones que de ninguna manera ocupan un lugar trascendente, sino que son como un juego que tenemos por delante y que lo practicamos con una cierta inocencia.

Pero debemos estar alertas, porque un idolito es lo mismo que un ídolo, algo que ofende a nuestro Dios y constituye un desafío a su propia grandeza y un peligro máximo para nuestra vida espiritual.

2 Corintios 6:16
Diego Acosta García

MELANCÓLICO FUTURO?

Los seres humanos somos capaces de auténticos prodigios cuando se trata de hacernos planteamientos relacionados con nuestro pasado y nuestro futuro.

Es razonable que haya quienes tengan nostalgia por el pasado y entonces los domine un sentimiento de melancolía, por lo que es irrecuperable e irrepetible.

Pero que ocurre cuando miramos al futuro con melancolía? Como es posible que tengamos un comportamiento de este tipo? Tal vez porque no hemos entendido algo fundamental.

Cuando nos convertimos y aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y Señor de nuestra vida, debemos nacer de nuevo, es decir dejar morir al hombre viejo y a la mujer vieja en las aguas en las que nos sumergimos.

Esto es lo que debería haber ocurrido. Pero si no ocurrió entonces vivimos en una permanente contradicción entre el pasado y el futuro, entre lo que fuimos y lo que debemos ser.

Es indudable que esta clase de vida espiritual nos llevará por cualquier atajo o desvío y nos iremos apartando lentamente del Camino verdadero, el único posible.

No miremos con melancolía el futuro, porque si de algo debemos estar esperanzados es de nuestro futuro, así que lo debemos esperar con alegría porque lo mejor está por venir.

Isaías 35:1
Diego Acosta García

EL PRIMER LUGAR

Qué lugar ocupa el Señor en nuestra vida? Esta es la clásica pregunta que desearíamos no tener que contestar porque nos coloca en una difícil situación.

Resultaría muy fácil decir rápidamente que ocupa el lugar más importante. Pero eso es verdad? Eso es lo que realmente ocurre en nuestra vida espiritual?

Es importante que confrontemos nuestro día a día para que podamos apreciar cómo está nuestra relación con Dios, como está la relación que se basa en nuestras oraciones.

No se trata de que levantemos el dedo acusador que tanto usamos, dirigido esta vez contra nosotros mismos, se trata de asumir que es lo que está bien y que es lo que está mal.

No cabe ninguna duda que en los tiempos de incertidumbre que vivimos es difícil permanecer centrados en la relación con el Señor, es difícil pero es lo único importante.

Fueron precisamente en los tiempos difíciles cuando todos los grandes hombres y mujeres de la Biblia, consolidaron su relación con el Dios de sus mayores, porque solamente Él puede ser nuestra ayuda real y verdadera.

Seamos sabios y oremos para recibir la Sabiduría que viene de lo Alto, para que el Espíritu nos revele como recuperar nuestra relación con el Eterno, para que pueda ocupar el lugar más importante de nuestra vida.

Efesios 1:3
Diego Acosta García

HABLAR MENOS

La Palabra de Dios con su infinita sabiduría nos recuerda de forma constante que debemos ser prudentes, que no debemos ser insensatos y que en lugar de hablar, debemos aprender a escuchar.

Solamente así seremos capaces de saber lo que Dios tiene para decirnos, porque no estaremos aturdidos con el ruido de las palabras, las propias y las ajenas.

Estos conceptos resultan de valor consustancial consustancial con los tiempos en los que vivimos, en los que se habla mucho, muchísimo, sin decir prácticamente nada.

Podríamos afirmar que hablamos solo por el placer de hablar, por el placer de escucharnos y sentirnos importantes por lo que estamos diciendo, aunque no tenga ningún valor.

Este comportamiento lo deberíamos llamar palabrerío, a lo que debemos agregar cuando por hablar nos ocupamos de lo que hace nuestro prójimo en cuyo caso el adjetivo cambia y se transforma en puro cotilleo.

La Biblia nos enseña reiteradamente que solo hablan quienes tienen algo importante para decir y los demás escuchan, porque en eso consiste la edificación personal.

En estos tiempos que corren, hablemos menos, muchísimo menos, para no estar aturdidos en el momento en el que Dios nos hable y nos revele por su misericordia lo que tiene para nosotros.

Job 33:31
Diego Acosta García

EL PROCESO

Se afirma con acierto que la vida cristiana es un auténtico proceso en el que los tiempos se van dando de una manera ordenada y con una secuencia inmodificable.

Por eso cuando en algunas ocasiones pretendemos cambiar el ritmo de ese proceso nos encontramos con situaciones inesperadas, que nos hacen reaccionar equivocadamente.

Lo suyo es que debemos aprender tema por tema en base a la experiencia que vamos teniendo en nuestra vida de creyentes, sin pretender romper la forma de enseñanza que Dios ha establecido.

Nos podemos preguntar si es posible que Dios haya establecido un proceso de enseñanza? Y nos preguntamos bien, porque taxativamente no ha sido expuesto, pero si a través de la forma de desarrollar el proceso.

Si hablamos de paciencia, por poner un ejemplo de aquello que tanto nos cuesta practicar, es necesario comprender que difícilmente sabremos más si la entendemos intelectualmente.

Es evidente que se trata de un ejercicio en el que día tras día vamos aprendiendo un poco más y comprendiendo que es inútil acelerar en la dirección que estimamos conveniente.

El proceso de crecimiento dado por Dios a los hombres se asemeja mucho al de la vida natural, nacemos criaturas y progresivamente crecemos con los años. Aprendamos a entender el proceso de Dios!

Salmos 92:12

Diego Acosta García

UNA FRASE SINGULAR

Muchas veces nos sorprenden las frases que con pocas palabras sintetizan una idea, que nos hace reflexionar acerca de cuestiones importantes relacionadas con la vida de las personas.

Es evidente que muchas de esas frases son contrarias a nuestras creencias, pero hay otras que aún cuando están originadas en temas mundanos tienen repercusión en la vida espiritual.

Cuál es la frase que mencionamos? “Advertencia: La lectura afecta seriamente tu ignorancia”. Su relación con el mundo es más que notoria, pero también deberíamos reflexionar sobre su sentido.

La idea de leer es más que buena, porque nos impulsa a ampliar nuestros horizontes de conocimientos y también de pensamientos que fueron escritos por hombres y mujeres de talento.

Si enfocamos la frase desde la perspectiva espiritual, los resultados son los mismos y nos inducen a pensar que importante es la lectura como parte de nuestras actividades diarias como creyentes.

Acercarnos sistemáticamente a la Palabra nos hará crecer como creyentes y también nos hará ser  idóneos discípulos para enseñar a quienes comienzan su vida espiritual.

La lectura en la dirección correcta siempre será buena y lo será más todavía si nos centramos en la Biblia, que es la mayor referencia que podamos tener los que nos consideramos hijos de Dios.

Deuteronomio 17:19
Diego Acosta García

LOS CONTRASTES

Cuando observamos las vidas de algunas personas nos sorprendemos de los resultados que logran en sus actividades y sobre todo, cuando advertimos que lo que hacen lo hacen al margen de las normas.

Esto casi siempre es lo que más nos llama la atención, porque pareciera que hay quienes tienen la capacidad para lograr concretar sus aspiraciones sin importarles mucho los medios que emplean.

Esta es la cuestión: Cómo es posible que algunas personas triunfen, si viven en el límite de la legalidad o incluso la traspasan sin que les ocurra absolutamente nada?

Como evidencia es sumamente concreta y puede que nos impacten sus resultados, pero debemos reaccionar y tratar de encontrar el punto de equilibrio sobre la cuestión.

Es verdad que pareciera que hay personas que son inmunes a los fracasos y también parecen inalcanzables para las leyes que rigen en la sociedad y que supuestamente nos hacen iguales.

Pero no es menos verdadero que no podemos ni debemos tomar como referencia de nuestro comportamiento, esas actitudes que tanto nos impactan.

Lo real es que un día finalmente todos seremos iguales ante la Justicia del Eterno y entonces advertiremos la diferencia de vivir según sus normas y el castigo que tendrán quienes las violaron. Nadie escapará de la Justicia de Dios.

Deuteronomio 6:25
Diego Acosta García

EL PEQUEÑO TESORO

Un domingo por la tarde la hija menor de una familia le comentó a su madre que cuando estaba en la escuela dominical había encontrado un tesoro.

La madre sonrió y esperó que la niña continuara con la historia. Dijo que cuando la maestra les estaba explicando la Biblia, escuchó un versículo que comprendió inmediatamente.

Y que ese versículo la había causado una gran impresión, por lo que entendió que era un pequeño tesoro que Jesús había puesto en su vida para que la acompañara.

La madre la abrazó emocionada porque sabía que la historia tenía un profundo contenido espiritual y también porque comprendía que su hija a pesar de su edad estaba creciendo en los caminos del Señor.

Esta pequeña historia nos debería hacer reflexionar acerca de la necesidad de ayudar y de estimular a nuestros hijos a que busquen en la Biblia sus inmensos tesoros.

Esos tesoros, que para muchos están ocultos, pero, que por la gracia se abren ante los corazones dispuestos a recibirlos con sencillez y también con agradecimiento.

La vida espiritual de los hijos es una gran responsabilidad, es un mandato indeclinable que recibimos cuando el Señor nos concedió el maravilloso presente de ser padres.

Filipenses 4:7
Diego Acosta García

YO TRANSGRESOR…

Algunas personas de notoriedad en la vida de la sociedad suelen destacar su condición de transgresores, poniendo de manifiesto su capacidad para decidir.

Resultan tan atractivas estas manifestaciones, que suelen causar un gran impacto en quienes viven esperando que sucedan cosas extraordinarias en su vida.

Es decir si otros pueden transgredir, por qué yo no puedo ser también un transgresor? Esta duda genera inquietud, incertidumbre y también una cierta ruptura con el pasado personal.

En este proceso de dudas y de admiración hacia ciertas personas, nos convertimos en transgresores cuando un día decidimos que las normas no son lo suficientemente importantes como para que las respetemos.

Si llegamos a esta conclusión habremos dado un gran paso hacia lo que significa no respetar ningún límite ni tampoco aceptar que nadie nos imponga condiciones.

Lo grave es que nos olvidamos que los humanos sí estamos obligados a cumplir con las normas que Dios ha establecido para cada uno de nosotros.

Vivir como transgresor supone un acto de rebeldía en contra de lo que es lo mejor para nuestra vida y esa actitud nos puede llevar a tener graves consecuencias espirituales.

Proverbios 3:1
Diego Acosta García