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Tras el brutal atentado de ayer en la iglesia cristiana copta en el Cairo, el gobierno ha decretado tres días de duelo nacional.

Como gesto simbólico es importante, pero que no alcanza a disimular la constante persecución que se practica contra una de las minorías religiosas.

Los cristianos son marginados de los altos mandos de las fuerzas armadas, de la policía y también de los altos cargos de la justicia. En otras palabras: De todos los altos cargos del estado e incluso de la Universidad.

Incluso una reciente disposición, regula las construcciones de los lugares de culto del cristianismo, pero esa norma no afecta a las mezquitas musulmanas.

Este clima justifica el constante éxodo de los cristianos de Egipto, que están emigrando masivamente a Europa, Australia o a Estados Unidos.

El diario Le Monde de Francia comenta sobre esta cuestión: El gobierno egipcio debe esforzarse por tratar a los cristianos, igual que a sus compatriotas musulmanes, como otra parte de los ciudadanos y no como súbditos.

Esta es la dramática realidad que viven los cristianos en el mundo, a pesar de los supuestos valores del ecumenismo, que busca equiparar no solo la fe sino hasta el propio y Único Dios.

Diego Acosta

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