LEER Y LEER

Siempre me ha parecido maravilloso ver a hombres, dedicando su tiempo a leer la Palabra de Dios.

La causa de esta actitud de admiración, no es otra que ver como el futuro del Evangelio queda asegurado con quienes tienen la responsabilidad de ser cabeza de sus familias.

Esto que puede parecer una cuestión menor, es sin embargo uno de los objetivos deseables, para que cada familia tenga un sacerdote conocedor de la Biblia y además un hombre preocupado por saber más.

Solo ese conocimiento es el que puede asegurar la solidez de la vida conyugal y también la firmeza en la educación de los hijos.

Principios sencillo, pero fundamental para lo que nos ha llamado el Señor!

Quizás haya quién piense que los hombres pueden hacer cosas más importantes. Quizás sí, pero lo primero que debe hacer un hombre es preocuparse en conocer aquello que debe practicar diariamente.

La mujer, como ayuda idónea que es, debe respaldar ese esfuerzo para consolidar una firmeza que será la mejor guía para los niños, que son los padres del futuro.

Pensaba en esto, sabiendo que habrá quienes lo comprendan y quienes lo desechen por considerar que hay cuestiones más urgentes que deben ser resueltas.

Pero precisamente la Palabra nos enseña que primero debemos ayudar a establecer el Reino y luego todo vendrá por añadidura.

Seamos edificadores del Reino!

Así resplandecerá la Gloria del Eterno sobre nuestra vida y la vida de nuestros hijos!

Así lucharemos contra las acechanzas del mundo y las tinieblas que lo dominan.

Deuteronomio 4:9

Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.

Deuteronômio 4:9

Tão somente guarda-te a ti mesmo e guarda bem a tua alma, que te não esqueças daquelas coisas que os teus olhos têm visto, e se não apartem do teu coração todos os dias da tua vida, e as farás saber a teus filhos e aos filhos de teus filhos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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