TRÁS EL DILUVIO NOÉ AGRADECE SER EL REMANENTE DE LA HUMANIDAD

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LA BIBLIA ENSEÑA

EL DILUVIO VII

Noé y los suyos han demostrado su plena conciencia de lo que es importante, por encima de todo lo demás.

Cuando el Patriarca comprendió que podía cumplir con el mandato de Jehová y salir del arca junto con todos los seres que la habitaron, tomó una decisión ejemplar.

No se preocupó por su cobijo ni el de su familia, en un medio inhóspito, hostil y devastado por los efectos de las aguas sobre la tierra.

Asumió que lo primero que debía hacer era dar gracias al Eterno por su cuidado en medio de tan mayúscula tragedia y testimoniar con sus hechos lo que guardaba en su corazón.

Por eso decidió levantar un altar y realizar sacrificios con animales limpios, que no resultaban tan sencillos de encontrar luego de la larga permanencia de más de un año sobre el arca.

Noé no se preocupó por el lugar donde vivirían ni donde morarían los seres que habían subido con él al ingenio mandado a construir por el Soberano. Se preocupó por honrarlo, primero que todo.

Las demás necesidades serían cubiertas luego, pero el altar y la honra al Creador, eran lo primero que debía hacer.

Pensemos en nuestra propia vida, cuál es el lugar que le concedemos al Dios Eterno!

Génesis 8:22

Mientras la tierra permanezca,

no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la

noche.

Jehová aceptó con benevolencia la actitud de Noé y los suyos, que constituían el remanente de su Creación. Las dudas que podía albergar el patriarca con relación a una probable repetición del castigo, quedaron disipadas por la solemne declaración del Omnipotente.

Resulta evidente que si una vez los hombres demostraron su capacidad para hacer el mal, era más que obvio que volverían a repetir su maldad con el paso del tiempo. Por esa razón Jehová miró con compasión a ese remanente y su descendencia futura y prometió que el diluvio no volvería a repetirse.

Además dejó claramente testimoniado que la Tierra tal y como la concebimos, algún día, quizás no muy lejano en nuestros tiempos, dejará de existir.

Los hombres solo encontrarán la Salvación por la obra del Espíritu y por sí mismos, seguirán siendo pecadores.

Jehová anuncia que a pesar del daño ocasionado por el diluvio a la tierra y a todo lo Creado, los ciclos vitales continuarán para hacer posible la vida y la continuidad del remanente elegido a través de Noé.

Diego Acosta

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