Jesús anunció de esto a los discípulos cuando le preguntaron acerca de las señales que habrá de su venida y del fin del siglo. Nos podemos preguntar: Está ocurriendo algo en ese sentido?
Algo? Están ocurriendo cosas tremendas en el mundo, pero pareciera que no las queremos ver o que preferimos ignorarlas, con el resultado que nos estamos comportando como el animal que esconde la cabeza.
El terremoto de las últimas horas que afectó a Irán y a Pakistán, fue de tal magnitud que hasta se percibió en la India, a miles de kilómetros de distancia.
También este movimiento sísmico es el más potente de los registrados en los últimos cincuenta años. Inicialmente las autoridades de Irán hablaron de que se podrían registrar cientos de víctimas.
Solamente por la Misericordia del Eterno las víctimas no se correspondieron con la magnitud del sismo y hasta el momento no son las esperadas. Lo cierto es que hemos estado bordeando otra gran tragedia.
Cuántas cosas más tendrán que ocurrir para que advirtamos que el anuncio de Jesús a los discípulos ya se está cumpliendo? Se podrá argumentar que terremotos hubo siempre, pero eso también tiene su respuesta.
Las cuestiones relacionadas con la repetición de estos fenómenos cobra una perspectiva diferente, si recordamos que desde hace 65 años Israel es una Nación y que desde 1967, Jerusalén es una ciudad indivisa bajo la soberanía del Pueblo de Dios.
Desde esa perspectiva todo lo que está ocurriendo adquiere una dimensión diferente y nos debe hacer reflexionar acerca del fin del siglo. El del mundo y por supuesto, el personal, que puede sobrevenir en cualquier momento.
Diego Acosta García