ATAVISMOS

Jesús nos mandó impactar al mundo, de influirlo de tal manera que el mensaje del Evangelio pudiera llegar hasta los confines de la tierra, para que todos sus habitantes lo pudieran escuchar.

Una colosal tarea que solo es posible de cumplir con el Poder del Espíritu Santo y con la voluntad de ser servidores fieles del Señor, sin tener en cuenta cuestiones personales o atavismos.

Este es el mandato, pero: ¿Cuál es la realidad? ¿Estamos influenciando al mundo o cada vez somos más influenciados por el mundo? Esta pregunta exige una respuesta categórica…y honesta.

Para poder influenciar debemos dejar de lado todasmultitud (5) aquellas formalidades que convierten a nuestras Iglesias en una muestra de cómo el mundo es capaz de influir en nuestros hechos.

Seguimos los dictados del mundo en prácticamente todo lo que hacemos, desde exigirnos resultados como una empresa hasta adoptar todas las tecnologías existentes, convirtiendo los Cultos en festivales tecnológicos.

¿Es que no debemos utilizar la tecnología? Lo que no debemos es convertirnos en sus esclavos y mucho menos convertir el trabajo maravilloso de la Iglesia en un muestrario sistemático de eficiencia.

Esos atavismos cada vez más poderosos son los que nos atan y nos impiden cumplir la Gran Comisión. Nos importa más el continente que el contenido y solamente cambiando esa actitud, podremos influir verdaderamente al mundo.

Salmos 145:21
Diego Acosta García

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