CARTA DE BERLÍN: LECCIÓN A BORDO…

Hola.aza
En estos días se publicó una historia en Facebook, cuyo autor no tuvimos la previsión de registrarlo y por esa razón no lo mencionamos.
Pedimos disculpas por esta torpeza.
La historia es la siguiente:

Una mujer blanca de unos 50 y tantos años llego al asiento que le tocaba en un avión que iba lleno de pasajeros e inmediatamente se negó a sentarse. Junto al asiento se encontraba sentado un hombre de raza negra. Disgustada, la mujer inmediatamente llamo a la azafata y le demando otro asiento. La mujer dijo “yo no puedo sentarme junto a un hombre negro.”

La aeromoza le contestó: “Permítame ver si hay otro asiento disponible. Después de chequear, regresó y le dijo a la mujer; “Señora, no hay otro asiento disponible en clase económica, pero revisare con el capitán para verificar si existe algún asiento disponible en primera clase.”

10 minutos después, la aeromoza regreso y dijo; “El capitán me ha confirmado que no hay asientos disponibles en clase económica pero hay uno en primera clase. Es nuestra política en la empresa nunca cambiar a una persona de clase económica a primera clase, pero viendo que podría resultar en un escándalo forzar a alguien a sentarse junto a una persona que no le resulte agradable, el capitán estuvo de acuerdo en hacer el cambio a primera clase.”

Antes de que la mujer pudiera decir algo, la aeromoza se dirigió al hombre de raza negra y le dijo, “Señor, si fuera usted tan amable de tomar sus artículos personales, queremos moverlo a un asiento más confortable en primera clase ya que el capitán no quiere que usted esté sentado junto a una persona desagradable” “.

Los pasajeros en los asientos cercanos comenzaron a aplaudir mientras algunos ovacionaban de pie la atinada reacción del capitán y la azafata.

Esta historia nos debería hacer reflexionar acerca de las actitudes que algunas personas tienen, cuando obran con firmeza en el momento correcto con las expresiones más contundentes.
Tal vez sea esto una de las cosas que nos están faltando a los creyentes de estos tiempos, cuando estamos más preocupados por el “qué dirán los demás”, en lugar de estar preocupados por el “qué dirá” el Señor.
Verdaderamente es para pensar. En eso y en lo que nos enseña la Palabra de Dios, con respecto a la acepción de personas.

Saludos y bendiciones.
Diego Acosta García

www.septimomilenio.com

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