QUIÉN ERES TÚ?

QUIÉN ERES TÚ?

DEVOCIONAL

Que responderíamos si alguien nos hiciera esta pregunta: Quién eres tú? Habría tantas contestaciones como existimos, pero el verdadero fondo de la cuestión seguiría sin resolverse.

Yo diría, por ejemplo que trato cada día de superar mi pasado y verdaderamente convertirme en un hombre nuevo, aunque los resultados sean mínimos por no decir imperceptibles.

Sabiendo que cada testimonio tiene su valor y por supuesto su origen, mi testimonio es o puede ser común, al de muchas personas que se esfuerzan, que luchan denodadamente por cambiar.

Y cambiar significa modificar las conductas incorrectas, las cosas que aprendimos y que deberíamos ignorar por erradas o todo aquello que es producto de la influencia del mundo en mi vida.

Este punto quizás sea el más grave inconveniente para realmente mudar mi mente, porque la seducción del mundo es muy grande y los atractivos con los que somos engañados, son muy poderosos.

Razón por la que vamos de un lado para otro, sin seguir un rumbo definido y vamos aceptando que hoy se nos diga algo y mañana aceptamos que se nos afirme lo contrario, generando una incertidumbre o desconcierto que al final, estoy aceptando como una forma de vivir.

Que triste es esta realidad y me puedo imaginar como ofenderá al Padre, que un hombre que fue elegido para ser discípulo de su Hijo, no sea capaz de cambiar de vida y ser lo que debe ser.

Proverbios 25:14
Como nubes y vientos sin lluvia, Así es el hombre que se jacta de falsa liberalidad.
Diego Acosta / Neide Ferreira

ESTAR SOLO

ESTAR SOLO

DEVOCIONAL

La dolorosa realidad de percibir que se está solo en el mundo, es una realidad en la vida de muchas personas que se niegan a aceptar que existe una posibilidad de cambiar la tristeza por la alegría.

 Este cambio sólo se logrará abandonando la actitud de negar la existencia de Dios y negándose a la vez, de recibir su maravilloso Consuelo y Amor, tan grande que resulta casi inimaginable.

Sentirse solo y luchar solo contra las adversidades de la vida, solo lleva a la frustración y también a la rebelión contra quienes nos rodean, por considerarlos parte del problema que nos afecta.

La soledad no es buena para nadie y así lo entendió el Todopoderoso con Adán en el Paraíso, siendo como era un lugar maravilloso pero con un vacío fundamental en la vida del primer hombre.

Abandonemos la terquedad de negar al Supremo y tengamos la humildad de reconocer nuestra debilidad, para transformarnos en un hombre nuevo y quién dice hombre obviamente dice mujer.

Luchemos ante las adversidades del mundo, bajo la protección del Poder de Dios. Solos, ya lo hemos comprobado, no podremos lograr más que derrotas y sembrar nuestro corazón con la semilla de la amargura.

Job:36:5

He aquí que Dios es grande, pero no desestima a nadie; Es poderoso en fuerza de sabiduría.

Diego Acosta / Neide Ferreira

cada uno con su obra

CADA UNO CON SU OBRA

DEVOCIONAL

Iniciando el viaje de regreso en un largo vuelo, había pensado descansar bastante pues había tenido unos días de intensa actividad.

Mis planes cambiaron cuando una joven mujer, me comentó su situación personal y su larga relación con una droga.

Siempre he hablado que no soy evangelista, pero llegado el caso fue necesario hablar de que la única solución a lo espiritual es algo espiritual.

Obviamente estaba hablando de Jesús, de quién hablé a través de mi testimonio personal y de lo maravilloso que resultó haber aceptado como Señor y Salvador.

Sorprendentemente, la joven mujer entabló diálogo con la ocupante de su butaca vecina y comenzaron a hablar de entidades que ayudan a los drogadictos.

Mi reacción fue muy humana al comprender que todo lo que había hablado, estaba siendo hecho a menos por una alternativa.

Pero el Espíritu trajo paz al mío, al recordarme, que cada uno debe obrar y que la decisión final es del Todopoderoso.

Apocalipsis 12:10 

Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

Diego Acosta / Neide Ferreira