El 31 de Octubre de 1517 Lutero hizo públicas en Wittenberg sus 95 Tesis en las que expresaba su pensamiento con relación a la situación de la iglesia católica romana.
De manera especial hace una referencia a un tema que lo preocupaba y que era motivo de comentarios: Las indulgencias que se vendían a instancias del Papa León X.
Lutero en su Tésis 86 afirmaba: Del mismo modo: ¿Por qué el papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye solo la basílica de San Pedro con su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
Este es uno de los argumentos que definiría el enfrentamiento de Martin Lutero con la jerarquía de la iglesia católica.
Se atribuye al sacerdote domínico Johann Tetzel una frase que revela hasta qué punto la cuestión de las indulgencias era importante en los tiempos de Lutero.
La terminación de la gigantesca obra del Vaticano en Roma, demandaba ingentes cantidades de dinero y de allí la necesidad de lograrlo, aún con la venta de las indulgencias o la exhibición de reliquias.
Johann Tetzel expresó: Así que el dinero cae en la caja, el alma salta del fuego del infierno al cielo, esto fue traducido al alemán culto, de aquellos primeros años del siglo XVI.
En realidad sería más preciso afirmar con relación a esta frase, que el alma salta del fuego del purgatorio, al cielo.
En 1510 el sacerdote agustino viajó a Roma, desde donde regresó impresionado por la forma cortesana en que se desarrollaba la vida en el papado.
A su regreso y siendo docente en teología de la Universidad de Wittenberg, tenía mucho contacto con la población y se alarmó por la repercusión que tenía la venta de indulgencias. A propósito de esta época proviene el apelativo de “el profesor” con el que peyorativamente es designado Lutero.
Como además también formaba parte del clero de la comunidad, pudo apreciar de manera directa como los alemanes estaban siendo impactados por la forma de recaudar fondos del papado.
Las circunstancias que rodearon a la determinación de Lutero de plantear las 95 Tesis, son muy singulares. Una de ellas era el propio papa León X, que en 1517 tenía 41 años.
Giovanni de Medici tenía gusto por la música y otras artes y según los cronistas de la época, tenía una tendencia a no preocuparse excesivamente por la importancia de su cargo. Se le atribuye esta frase: Disfrutemos del papado que nos ha dado Dios.
Quizás estos rasgos del carácter del papa fueron los que permitieron que las Tesis de Lutero, pasaran de ser un problema prácticamente interno de la iglesia a convertirse en el detonante de uno de los mayores acontecimientos de la historia, luego del nacimiento de Cristo.
La ciudad de Wittenberg en los tiempos de Lutero era una próspera población de unos pocos cientos de vecinos, ubicada en las proximidades del río Elba. Hoy tiene un poco más de 50 mil habitantes.
Fueron sus iniciadores un grupo de colonos flamencos y su excelente ubicación geográfica facilitó un importante impulso comercial que devino en una buena situación económica.
Esta circunstancia permitió que la venta de las indulgencias impulsadas por el papa romano, tuvieran una acogida que provocó una gran preocupación en Lutero. Sus feligreses fueron compradores de las indulgencias primero y del pago por la visita a la exhibición de las reliquias después.
El germen de la rebeldía del monje agustino se estaba gestando, en una población donde como es previsible, prácticamente todo el mundo se conocía.
En Wittenberg la cuestión de la venta de las indulgencias propiciadas por el papado romano, tomaría un nuevo rumbo, preocupando todavía más a Martin Lutero.
Seguramente por la necesidad de seguir recaudando fondos para terminar la obra de San Pedro en Roma, se decidió que fueran ofrecidas nuevas indulgencias.
Se concedieron a todas las personas que pagaran por ver las reliquias religiosas que se exhibían en la catedral de la ciudad. Quienes pagaran tendrían una indulgencia por un tiempo de cien días.
La interpretación sería que durante ese tiempo, se podría pecar con la cobertura de las indulgencias.
Lutero era monje y tenía relación constante y directa con los fieles de Wittenberg. A través de ellos se informó que las indulgencias tenían un propósito determinado.
Y era el de rescatar a los hombres y mujeres que una vez muertos, estaban en el purgatorio a causa de sus pecados. Allí eran sometidos a sufrimiento y a miseria temporal.
Y que era el purgatorio?
Un lugar impreciso entre el cielo y el infierno y que despertaba angustias y temores entre los fieles, pues se les aseguraba que allí eran sometidos a sufrimiento y a miseria temporal. Las indulgencias permitían que el tiempo que pasaban las almas de los muertos se acortara y pudieran salir de ese sitio tan poco propicio.
En Wittenberg la ciudad a donde se había ido a vivir el monje agustino, comenzó la venta de indulgencias.
Uno de los encargados de esas ventas era el sacerdote Johann Tetzel de la Orden de los Hermanos Predicadores, conocidos como domínicos.
Lo grave para Lutero era que Tetzel tenía el poder del Arzobispo de Maguncia y del propio papa, León X y que las indulgencias se vendían a los pecadores, quienes al adquirirlas tenían borrados sus malos hechos y serían por lo tanto rescatados.
Esto conmovió al hombre que Dios utilizaría para iniciar un proceso tan complejo como grandioso.
Durante mucho tiempo la lectura de la Biblia estuvo prohibida y además su tenencia, castigada.
Lutero planteó radicalmente a la Escritura como la única fuente de Sabiduría de los hombres.
A casi 500 años de su planteamiento, podemos decir que tenía razón?
Podemos y debemos!
El rasgo esencial de la Escritura es el de que fue inspirada por el Supremo. Por tanto la debemos reconocer como la Palabra del propio Dios!
Este punto es definitivo en torno a varias cuestiones!
La Biblia se explica a sí misma.
No hay mediadores entre la Palabra y los hombres. Y menos quienes se declaren en autoridad para interpretarla.
La Biblia fue dada a los humanos no a alguna institución de los hombres!
Por tanto cuando estaba prohibida su lectura o su tenencia también prohibida se estaba violando un mandato del Soberano, pues su Palabra es para todos los hombres, sin distinciones.
Cuando Lutero planteó que la Escritura bastaba para entender el pensamiento del Creador, estaba declarando que las interpretaciones humanas fallan en lo esencial.
Dios se explica a sí mismo!
Ningún hombre puede interpretar a Dios!
No hay debate posible en torno a esta cuestión definitiva, aclarada por la propia Palabra, como lo podemos leer en el Libro de Salmos 19:7.
La osadía de los hombres nos lleva a las tradiciones y las tradiciones nunca pueden sustituir a Dios y mucho menos a interpretarlo.
Desde la humildad seamos sabios y cada vez que tengamos en nuestras manos la Biblia, pensemos que es un privilegio que nos ha sido dado el de poder leer nada más y nada menos que la propia Palabra de Dios.
Apocalipsis 22:18-19
Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
Hoy en Alemania se conmemora el momento simbólico en que comenzó la Reforma.
Este hecho que tuvo por protagonista a Martin Lutero, es comentado de las más diversas maneras en su país natal. Uno de los más importantes periódicos alemanes tituló a propósito del autor de las 95 Tesis: EL REVOLUCIONARIO INVOLUNTARIO, en una traducción literal.
En ese tono, trataremos de profundizar en el proceso de la Reforma sin grandilocuencias ni dogmatismos, para aportar nuevas ideas para su conocimiento y profundización.
