DEVOCIONAL
En un tiempo complicado y difícil de mi vida, oraba todos los días para que ese camino por el desierto terminara y llegara algo nuevo, distinto, a lo que estaba ocurriendo.
Recordaré hasta el final, como durante casi tres años recibí la misma respuesta: Calla y espera…
Con los años comprendí el significado de esas dos palabras. El permanecer callado tenía mucho que ver con la obediencia y muy poco con la rebeldía. Simplemente era aceptar las cosas como estaban.
Y la espera estaba vinculada con esa actitud tan humana que es la ansiedad, el de tenerlo todo ya, ahora, en este momento. Puedo decir que mi ansiedad sufrió un severo tratamiento.
Todas las veces que dije… cuando, tuve la misma respuesta. Hasta que un día dejé de preguntar y entonces comenzaron a ocurrir cosas. Nada fue como yo esperaba y si eso hubiera sido posible, llegó un tiempo más difícil todavía.
Fue duro? Sí, y agradezco al Eterno por ello. Aprendí que el tiempo, era una cuestión que solo ÉL puede controlar!
Deuteronomio 11:14
Yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo,
la temprana y la tardía;
y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.
Deuteronômio 11:14
Então, darei a chuva da vossa terra a seu tempo,
a temporã e a serôdia,
para que recolhas o teu cereal, e o teu mosto, e o teu azeite.
Diego Acosta / Neide Ferreira