EL MEJOR REGALO

DEVOCIONAL

No recuerdo el nombre de quién me contaba que cuando comenzó a frecuentar una congregación, lo primero que le hicieron fue regalarle una Biblia.

Esta persona decía que al principio no sabía ni por dónde empezar, pero que un hermano con mucha paciencia le fue mostrando las maravillas que tiene la Palaba de Dios.

Y esta señora decía que poco a poco se fue adentrando en la riqueza infinita del Texto y empezó a darse cuenta, todo lo vana que había sido su vida pasada.

Comenzó a apreciar los errores que había cometido y cuánta necesidad tenía de que sus pecados les fueran perdonados por el Hijo del Hombre.

Esa proximidad con Jesús le fue abriendo la mente para vislumbrar la infinita Majestad del Padre y también la Gracia inmerecida que había tenido en su vida de conocer a su Salvador.

Y todo comenzó por aquel regalo de una Biblia, que alguien puso en sus manos.

Deuteronomio 9:10
y me dio Jehová las dos tablas de piedra
escritas con el dedo de Dios;
y en ellas estaba escrito según todas las palabras
que os habló Jehová en el monte,
de en medio del fuego, el día de la asamblea.

Diego Acosta / Neide Ferreira