FATUIDAD

En latín la palabra fatuitas, describe a las personas presuntuosas, vanidosas, necias.  En nuestro idioma sería fatuidad, poco empleada coloquialmente, pero muy practicada.

Casi a diario podemos constatar como los líderes con grandes ministerios terminan sirviéndose de ellos, olvidando el principio fundamental que estableció Jesús: Servir y no ser servidos.

Hay notables excepciones, pero infelizmente justifican la regla. Los casos se multiplican y conocemos de hombres que con importantes logros en lo material terminan cayendo en la vana-gloria.

Frente a estas situaciones es difícil opinar, porque habrá quienes piensan que el punto de partida es la envidia. Pero no siendo el caso, estos relumbrantes ministerios generan grandes dudas.

Principalmente en quienes están iniciando el camino de creyentes, pues pueden pensar que si otros lo hacen, quedan también habilitados para intentar repetir la experiencia.

Y en eso radica al peligro! Que haya personas que quieran imitar a quienes obran para su mayor gloria y no para la Gloria del Señor! Los grandes templos no es lo mejor que podemos mostrar a los creyentes.

Es más trascendente la obra que muchos ministerios desarrollan ayudando de múltiples maneras a quienes precisan de una mano tendida, tenga la creencia que tenga y el idioma que hable.

No tomemos nunca la fatuidad como ejemplo, porque esa actitud será llevada a Juicio, antes o después. Con temor y temblor declaramos que estamos para servir y no para ser servidos.

1 Juan 2:16
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

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