SI, SI. NO, NO.
El Hijo del Hombre formula otra categórica definición relacionada con nuestra conducta.
MATEO 5:37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede. En algunas versiones o traducciones se introduce sustituyendo al párrafo completo el término: al diablo pertenece.
Jesús no deja ninguna duda con relación a nuestros comportamientos: no existe otra posibilidad de expresarnos que no sea inequívocamente si o no.
Lo que hagamos en contrario no está de acuerdo con esta afirmación y por tanto pertenece efectivamente al enemigo de nuestra fe, a Satanás.
En el Antiguo Testamento hay varias referencias a esta cuestión. En el Salmo 34:13 podemos leer: Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
En el Libro de Proverbios, hay dos advertencias. Una en 13:3 El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.
Y ampliando el concepto encontramos en 21:23 El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias.
Si guardamos nuestra boca guardaremos nuestra alma y la libraremos de pesares. Queda manifiestamente claro la importancia de la forma en que nos expresemos.
En el Nuevo Testamento Santiago en 3:6 se refiere en duros términos a este asunto: Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
Nos advierte con relación a nuestra lengua que está en nuestro cuerpo para contaminarlo, porque tiene maldad y es un fuego que inflama inspirada por Satanás, a toda la Creación.
Diego Acosta