Llenarnos de ira por una situación eventual puede ser altamente peligroso, pues podemos tomar actitudes que finalmente sean contrarias para nosotros mismos.
Lo más grave de estos episodios es que en muchos casos podemos estar justificados para reaccionar, pero es necesario recuperar la calma y pensar en lo que se nos ha enseñado.
Por mucha razón que tengamos, hacernos justicia con nuestra propia mano no es lo que nos manda la Palabra de Dios, por lo que lo debemos asumir aún cuando debamos hacer un gran esfuerzo.
Precisamente en estos casos es cuando más debemos poner en práctica lo que debimos haber aprendido, porque hacernos justicia también implica el riesgo de excedernos en nuestra actitud.
La condición de creyente debe ser puesta de manifiesto en esos duros momentos de la prueba, cuando además sabemos categóricamente que tenemos la razón de nuestra parte.
Siendo así es más difícil todavía obrar con sabiduría, pero debemos clamar al Señor para que nos devuelva el equilibrio necesario como para hacer frente al momento en el que nos encontramos.
Muchas veces hace falta más valentía para obrar con mansedumbre como Jesús, que para reaccionar en forma airada ante cualquier problema en el que nos podamos encontrar.
Debemos recordar que la Justicia es del Eterno y que Él nunca dejará a los suyos siendo víctimas de una injusticia!
Salmos 103:6
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira