DEVOCIONAL
Son muchos los testimonios de familias rotas por la cuestión del legado a recibir, tras la muerte del padre o de la madre o de ambos.
La ambición y podríamos decir que la avaricia domina el corazón de los seres humanos, olvidando cualquier modo de gratitud hacia quienes les dejaron bienes. E incluso criticándolos por la forma en que administraron la riqueza.
Así es como somos y así es también como la Sabiduría de lo Alto, nos revela una y otra vez que el dinero ha sido y seguirá siendo el mayor problema que tenemos los hombres en nuestra vida terrenal.
De allí la importancia que tienen otros ejemplos, de personas que vivieron humildemente siempre, pero tuvieron y agradecieron el legado maravilloso de la fe que recibieron de sus mayores.
El más grande y preciado bien, que podamos tener en nuestra existencia, porque nos ha alejado del mal y nos ha acercado a Jesús y a la promesa de Vida Eterna.
3 Juan 1:4
No tengo yo mayor gozo que este,
el oír que mis hijos andan en la verdad.
Diego Acosta / Neide Ferreira