LÍMITES

Siempre me ha sorprendido la capacidad de algunas personas para poner límites a su ayuda, a su solidaridad.

Esta capacidad para administrar el esfuerzo según la conveniencia personal, es visible no solo en la vida mundana, sino también en las congregaciones.

Lo del mundo lo podría entender, porque al fin de cuentas se trata de la supervivencia personal o el pleno ejercicio del egoísmo.

Pero en una congregación, el tema adquiere otra dimensión. Y para ejemplificar debe bastar el típico caso de la limpieza del lugar de culto.

Cuántos participan? Cuántos argumentan problemas insalvables para cumplir con su compromiso? Cuántos directamente ni se toman la molestia de explicar nada, simplemente faltan.

Lo que me duele es que estas personas no tienen idea del mal que se están haciendo. La congregación de una manera o de otra, siempre terminará solucionando sus necesidades.

Pero una persona, yo mismo me lo planteo, si ponemos límites a las obras que ponen en evidencia la fe, en qué nos convertimos?

Pienso y creo que deberíamos analizar, que ocurriría si Dios pusiera los mismos límites a su Misericordia, a su Amor, a su Gracia?

Tal vez así comprenderíamos que cada vez que ponemos límites a nuestro compromiso, nos estamos mostrando delante del Eterno, como lo que verdaderamente somos.

Egoístas, oportunistas, insolidarios y burladores del principio de amor al prójimo. Estos calificativos no son los mismos que se pueden aplicar a las personas del mundo?

Sabiendo esto busco cambiar mis actitudes, para demostrar y demostrarme, para intentar,  de ser digno de llamarme hijo de Dios.

Salmos 4:4

PT – Perturbai-vos e não pequeis;

       falai com o vosso coração sobre a vossa cama e calai-vos.

ES – Temblad, y no pequéis;
meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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