Nuestra tendencia es intentar siempre lo que nos resulte lo más fácil, lo que nos demande el menor esfuerzo.
Como es lo natural, lo fácil ni siquiera lo apreciamos como algo que deberíamos cambiar, incluso con relación a las cuestiones importantes.
De esta forma definimos una forma de vivir, una forma de proceder, que tiene bastante poco que ver con el esfuerzo que nos requiere la vida cristiana.
Con lo fácil, leemos cada vez menos la Palabra de Dios y con lo fácil, cada vez menos aplicamos en nuestros hechos cotidianos, la necesaria cuota de empeño que nos demanda el cumplimiento de nuestras obligaciones.
Lo cierto es que con esta forma de comportarnos nos perdemos las maravillosas promesas formuladas por el Eterno a los hombres.
Perdemos también la alegría de saber que estamos siendo fieles al Mandato de Jesús y nos conformamos cada día más, con pequeñas cosas, que no representan ni lejanamente lo que podríamos recibir.
Lo fácil, como lo cómodo, son las tentaciones que debemos enfrentar. Pero al hacerlo, ponemos nuestros pasos en el verdadero Camino, el Camino de Vida.
Proverbios 19:20
Escucha el consejo, y recibe la corrección,
Para que seas sabio en tu vejez.
Provérbios 19:20
Ouve o conselho e recebe a correção,
para que sejas sábio nos teus últimos dias.
Diego Acosta