EL ABUELO SALOMÓN
Es curioso como el que mucho tiene siempre estará bajo sospecha cuando tiene un acto de generosidad. Siempre se dudará sobre lo que ha salido de su mano.
Se dirá que ha sido poco, que no ha sido generoso sino más bien lo contrario, rozando la categoría de miserable. Por mucho que haya dado.
En cambio el que poco o nada tiene, todo lo que ponga en la mano de otro, será siempre mucho. Simplemente, porque nadie pondrá en duda que está dando de lo que falta y no de lo que le sobra.
Pensando en esto, viene al caso saber que en el fondo se trata de tener buenos actos, no por el placer de hacerlo, sino por la necesidad espiritual de ayudar al Prójimo.
De allí que haya dadores alegres y personas que se piensan muy bien cuanto ofrecerán porque tratan de asegurar que ese hecho no afecte su tranquilidad futura.
La mano abierta siempre será generosa, aunque solamente tenga lo indispensable. Pero en una mano abierta, siempre es posible recibir de la generosidad de otro.
Diego Acosta