PEDIR…

Muchas veces cuando pedimos no valoramos suficientemente lo que estamos haciendo, algo que no es nuevo y que se ha repetido a lo largo de la historia.

Recordamos: El pueblo de Israel le pidió a Jehová un rey y luego debió confesar su pecado, poniendo de manifiesto el error que habían cometido, intercediendo el profeta Samuel por ellos.

Pedir irreflexivamente, nos debería hacer pensar acerca de nuestras actitudes para no caer en antiguos errores y para no desafiar al Eterno.

Pedimos cosas que bien consideradas, ni nos son útiles ni nos benefician tanto en lo material como en lo espiritual. Por eso muchas veces nos frustramos, aunque Dios sabe lo que nosotros pretendemos ignorar.tormenta3

Todos corremos el riesgo de pedir de forma desmedida cosas fuera de lugar. Tal y como lo explica un amigo diciendo que si el Señor quiere darle una fortuna, él está dispuesto a recibirla.

Pero lo natural sería preguntarse: Precisa este varón de Dios una fortuna para cumplir con los propósitos que tiene encomendados? No le bastan el cuidado y la ayuda del Eterno?

Seamos prudentes y sabios con lo que pedimos. No sea que por pedir lo que no necesitamos ni nos resulta conveniente, estemos perdiendo las grandes cosas que el Señor nos tiene preparadas.

1 Samuel 12:15
Diego Acosta García

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