ESCUDRIÑAR
Jehová ordenó a Moisés presentarse ante Faraón y anunciarle que si no dejaba marchar a su pueblo, le enviaría la señal de las ranas, como muestra de su Poder
Moisés le transmitió esta disposición del Eterno a Aarón, Éxodo 8:6 Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto. Los hechiceros hicieron la misma señal, pero Faraón reaccionó, Éxodo 8:8 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Orad a Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehová.
Moisés le preguntó a Faraón cuando debería orar para que las ranas fueran quitadas de Egipto y él respondió: Mañana. Así ocurrió, pero Faraón endureció su corazón y no dejó ir al pueblo de Dios.
Los hechiceros pudieron repetir la señal, pero no fueron capaces de quitarlas, como deberían haber hecho. Queda comprobado como la hechicería miente y engaña y aumenta los padecimientos.
El Faraón cedió y prometió la liberación, en su primera actitud en ese sentido. Las ranas murieron al día siguiente y provocaron hedor por su descomposición y exigieron grandes esfuerzos para eliminar sus restos.
Esto debería haber afectado seriamente al pueblo, pues las ranas eran animales sagrados ya que representaban a la diosa Hapi esposa del dios Khum y símbolo de la resurrección y fertilidad.
Pero finalmente Faraón incumplió su palabra, por lo que debemos advertir que solamente un corazón renovado por la Gracia del Señor, es capaz de producir hechos que demuestren ese cambio.
La reincidencia en el pecado se convierte en una especie de norma, en quienes se niegan a obedecer al Altísimo y sus Mandatos. Y no hay libramiento de las consecuencias de estas actitudes.
Diego Acosta