PRESTAR OÍDOS…

Se nos ha enseñado la importancia que tiene escuchar a quienes están necesitados de encontrar a alguien, que tenga la paciencia y el buen tino para oír aquello que tienen guardado en su corazón.

Es algo que debemos de hacer con la mayor diligencia, con amor y misericordia y también con la máxima prudencia por ser receptores de cuestiones personales muy delicadas.

Esto supone que debemos ser fieles guardianes de lo escuchado para respetar la intimidad de quién ha confiado en nosotros, de allí la importancia que tienen estos gestos.

Pero también prestar oídos tiene otras variantes que son igual de importantes, pero que siempre están relacionadas con nuestras actitudes de creyentes.

Así como en algunos casos es bueno e importante saber escuchar, hay otros en los que no debemos permitir que ni siquiera se comience a hablar de determinados temas.

Específicamente nos referimos a cuando se habla en contra de los ungidos, de los hombres y mujeres que tienen ministerios consagrados,  ya que estos casos estamos siendo cómplices pasivos de rebeldía o de juicio.

La sabiduría de discernir qué es lo más conveniente para cada situación solamente la podemos clamar al Espíritu Santo, para que cuando tengamos que prestar oídos, escuchemos lo bueno y desechemos lo malo.

Salmos 85:8
Diego Acosta García

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