PRUEBAS

Recuerdo con especial afecto a un hermano que un día indignado me dijo que como Dios era bueno jamás pondría a prueba a sus criaturas, a las joyas de la creación.

En la discusión que tuvimos tratamos de hacerle entender que había sido mal enseñado, pero defendió con firmeza a sus maestros en el convencimiento de que estaba en lo cierto. Dv11jl13

La amistad que teníamos se resintió por este episodio, pero al tiempo ocurrió algo inesperado. Lo encontré cabizbajo, triste, cuando él es un hombre vital y con un gran sentido del humor.

Cuando le pregunté que le ocurría, me dijo que recordaba aquella vez que hablamos de las pruebas y reconoció que las pruebas existían y que algunas de ellas resultaban muy difíciles.

Con afecto verdadero le recordamos que de la misma manera que recibíamos las pruebas también podíamos tener la certeza de que Dios nos ama y por eso nos quiere mejores.

En el reconocimiento del error con el que había sido enseñado también admitió su ceguera, que lo había llevado a una dramática situación por creer que él nunca sufriría prueba alguna.

Lo cierto fue que junto con la prueba vino el amor del Eterno y el fortalecimiento de la fe de un hombre fiel y con una enorme voluntad de servir al prójimo. El Señor había hecho su obra!

Proverbios 17:3
Diego Acosta García

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