Con cuánta ligereza consideramos rectos nuestros caminos!
Al menos eso lo que hago con excesiva frecuencia, hasta que los hechos me demuestran que es todo lo contrario.
Este tipo de pensamientos es una de las muestras de las duras luchas que tenemos con nosotros mismos, acerca de las cuestiones relacionadas con Dios.
No se me escapa que decir que estoy obrando correctamente forma parte de mi naturaleza, parte de lo que fui y de lo que soy.
Pero me pregunto: Son necesarias estas luchas?
He llegado al convencimiento de que sí, son necesarias porque son las que demuestran que estamos tratando de superar el pasado y sobre todo, tratando de ser un hombre nuevo o una mujer nueva.
Es más que evidente que el propósito es maravilloso, pero el camino dificilísimo!
Que sería de mí sin la Misericordia del Eterno?
Con este interrogante me acuesto muchas veces y me levanto otras tantas, dando gracias por la ayuda, inmerecida y desproporcionada según mis obras.
Tal vez sea necesario reflexionar más sobre estas cuestiones, porque ayudan a definir lo que es lo bueno y lo que es lo malo.
A tratar de obrar con Sabiduría para no apartarnos de la Voluntad del Omnipotente, para que no se aleje de nosotros ni su Amor ni su Pensamiento.
Tengo como única cosa cierta en mi vida, que es el Creador quién debe gobernarla, a pesar de mi resistencia, tan humana como inútil.
No nos quejemos por las luchas ni por las pruebas!
Son las que verdaderamente nos acercan al Señor!
Proverbios 21:2
ES – Todo camino del hombre es recto en su propia opinión;
pero Jehová pesa los corazones.
PT – Todo caminho do homem é reto aos seus olhos,
mas o Senhor sonda os corações.
Diego Acosta / Neide Ferreira