Que tremendo resulta comprobar cómo muchas veces nos negamos a escuchar a Jehová!
Que tremendo que resulta ignorar sus llamados, sus advertencias!
Que tremendo resulta el corazón humano cuando se niega a ser humilde!
Un Salmo de Asaf, nos lleva a la dolorosa realidad de cuando nos rebelamos en contra del Creador y solo aceptamos nuestras razones.
Dejamos de pensar en nuestra pequeñez y nos atrevemos a enfrentar a nuestros enemigos, sin importar de cómo sean de grandes o perversos.
Nos vale nuestra propia fuerza, nuestra propia capacidad!
No somos capaces de reparar que ante cualquier enemigo somos más que débiles y somos condenados a la más cruel de las derrotas.
Acaso no sabemos cuántas cosas notables y maravillosas ha hecho Dios por los suyos?
Acaso no sabemos cuántos episodios han conmovido a los hombres por ser tan sorprendentes, que solamente la Voluntad Soberana los podría plantear?
Acaso no sabemos que solamente el Todopoderoso puede desafiar a la mente humana, para demostrarle su Amor sin límites?
Pero nada de eso somos capaces de advertir el día en que nos encerramos en nuestra propia cerrazón y no admitimos ni razones ni Memoria!
Ese día nos encaminamos no solo hacia una derrota penosa y segura, sino que nos encaminamos hacia el momento en que el Eterno aparte su Mano de nosotros.
Y entonces vendrá el lamento y el crujir de dientes!
Pero, ha sido nuestra decisión de no oír al Soberano lo que nos ha llevado a una situación de terribles consecuencias.
Hasta cuando seremos tan inútilmente soberbios?
Si Jehová solamente nos pide que lo escuchemos!
Salmo 81:8
Diego Acosta / Neide Ferreira