ESCUDRIÑAR
El Proceso iniciado por el Dios Todopoderoso para liberar a su Pueblo de Egipto, se estaba cumpliendo y afectando seriamente el poder de Faraón.
El soberano más poderoso de la tierra solo tenía un problema: Los judíos que habitaban en la rica tierra de Gosén. En contra de lo que había previsto su padre, no se integraron con los millones de habitantes del Reino.
Al contrario de 70 personas crecieron hasta ser cientos de miles y formando un núcleo poderoso, que se mantenía al margen de la vida de los egipcios.
Las siete primeras plagas tuvieron algunos detalles singulares. Las tres primeras fueron anunciadas por Aarón y de ellas dos pusieron en alerta a Faraón, que fueron la de conversión en sangre de todas las aguas y la presencia de millones de ranas.
La restante, la tercera, llegó sin ser anunciada y fue la de los mosquitos o piojos o pulgas. Faraón lejos de conceder el pedido de los enviados de Jehová, respondió endureciendo su corazón.
En la siguiente serie de tres plagas cambió el protagonista que pasó a ser Moisés, quién anunció las dos que azotarían a Egipto: tábanos y peste que afectó principalmente al ganado. La última llegó sin advertencia ninguna y fue la de las úlceras.
Moisés anunció el hecho sobrenatural que se abatiría sobre Faraón y su Reino: el del granizo gigantesco y el fuego, que desafió toda forma de lógica humana. Granizo y fuego, juntos…
Faraón se tendría que enfrentar a las siguientes pestes, que serían las finales hasta la liberación del Pueblo de Dios.
Diego Acosta