SOBRIOS

Jesús puso especial atención en su trato con los discípulos, de dejar bien aclaradas todas las cuestiones para no generar dudas.

Aún así varias veces no lo interpretaron correctamente, quizás porque no estaban preparados para la magnitud de las revelaciones del Hijo del Hombre.

Siguiendo su ejemplo, trato en lo personal de ser lo más directo posible en mis exposiciones, para evitar las confusiones.

He aprendido que una de las formas más eficaces de ser preciso en los argumentos, es utilizar la menor cantidad de palabras posible.

Es decir: Como el Hijo de Dios enseñó, no debo hablar en demasía, debo ser sobrio, porque del mucho hablar se produce el mucho errar.

Este viejo y sencillo refrán popular, refleja el riesgo que corro cuando abundo en palabras y sobre todo, cuando comienzo a repetir una y otra vez los conceptos.

A tal extremo llevó Jesús su enseñanza, de no hablar mucho, que lo hizo hasta cuando tengo el tiempo de oración.

Mateo 6:7

 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles,

que piensan que por su palabrería serán oídos.

Mateus 6:7

E, orando, não useis de vãs repetições, como os gentios,

que pensam que, por muito falarem, serão ouvidos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com