Durante mucho tiempo la lectura de la Biblia estuvo prohibida y además su tenencia, castigada.
Lutero planteó radicalmente a la Escritura como la única fuente de Sabiduría de los hombres.
A casi 500 años de su planteamiento, podemos decir que tenía razón?
Podemos y debemos!
El rasgo esencial de la Escritura es el de que fue inspirada por el Supremo. Por tanto la debemos reconocer como la Palabra del propio Dios!
Este punto es definitivo en torno a varias cuestiones!
La Biblia se explica a sí misma.
No hay mediadores entre la Palabra y los hombres. Y menos quienes se declaren en autoridad para interpretarla.
La Biblia fue dada a los humanos no a alguna institución de los hombres!
Por tanto cuando estaba prohibida su lectura o su tenencia también prohibida se estaba violando un mandato del Soberano, pues su Palabra es para todos los hombres, sin distinciones.
Cuando Lutero planteó que la Escritura bastaba para entender el pensamiento del Creador, estaba declarando que las interpretaciones humanas fallan en lo esencial.
Dios se explica a sí mismo!
Ningún hombre puede interpretar a Dios!
No hay debate posible en torno a esta cuestión definitiva, aclarada por la propia Palabra, como lo podemos leer en el Libro de Salmos 19:7.
La osadía de los hombres nos lleva a las tradiciones y las tradiciones nunca pueden sustituir a Dios y mucho menos a interpretarlo.
Desde la humildad seamos sabios y cada vez que tengamos en nuestras manos la Biblia, pensemos que es un privilegio que nos ha sido dado el de poder leer nada más y nada menos que la propia Palabra de Dios.
Apocalipsis 22:18-19
Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
Diego Acosta / Neide Ferreira