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Pareciera que el racismo fuera uno de los grandes problemas de nuestro tiempo y los hechos que lo demuestran se multiplican constantemente.
Esto es parcialmente cierto. El racismo es un problema de la sociedad mundana de esta época y también del pasado, como lo demuestran las referencias bíblicas.
El propio Jehová dejó su mensaje en el Libro de Levítico:
Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros,
y lo amarás como a ti mismo;
porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
Yo Jehová vuestro Dios.
La necesidad de recordar este Mandato, queda reflejada en el pensamiento de hacer un acto de profunda sinceridad, con relación al racismo.
Quién puede afirmar que no es racista?
Ya no solamente hablando de las personas del mundo, sino de aquellos que nos llamamos hijos de Dios y por eso es vital hacer Memoria de lo que expresó Jehová.
Mal haríamos en sentirnos excluidos como parte del problema, porque quién lo haga, estaría cayendo en un triple error: estaría intentando engañar al Eterno, al Prójimo y tan grave como eso, se estaría engañando a sí mismo.
Diego Acosta