LA TIERRA CAMBIA

ANTIVIRUS

Mientras el debate sobre el cambio climático continúa sin resolverse, pareciera que la realidad lo está definiendo de una manera más que preocupante.

Existen evidencias sobre como se están reduciendo los glaciares por las altas temperaturas y los dos polos también registran disminuciones de sus masas de hielo.

Las consecuencias se podrían verificar en los violentos cambios que se registran en distintas latitudes, donde las grandes sequías provocan dramas sociales y las inundaciones muertos y grandes daños.

Los debates intelectuales y el manejo intencionado de la información forma parte de lo cotidiano, como también la gravedad de los efectos que se niegan o magnifican.

Los millones de personas que corren riesgo cierto de hambrunas desconocidas hasta las víctimas por las grandes lluvias, deben hacernos reflexionar acerca de las responsabilidades que tenemos.

Las personales para no contribuir a que estos fenómenos se intensifiquen, como el de los gobiernos y los organismos internacionales de ser más eficaces en tratar de controlarlos.

Y por encima de otras consideraciones no debemos olvidar que Dios nos constituyó mayordomos de la tierra que habitamos.

Diego Acosta

 

LA MADRE Y SU HIJO

ANTIVIRUS

El aborto ha sido considerado como una decisión que la mujer puede tomar con su cuerpo. En otras palabras, permite la interrupción del proceso natural.

Difícil de interpretar esta decisión judicial, por cuanto se considera una de las partes de la mujer embarazada. Una es ella, obviamente y la otra la criatura que tiene en su interior.

La Justicia considera los derechos de la mujer pero ignora los derechos del ser humano que tiene en su interior, tan legítimos uno como otro.

La cuestión del aborto debe ser considerada de una manera más amplia y también atendiendo a los principios espirituales que impiden que sea una práctica habitual.

Este debate solo tendrá un final cuando los legisladores se inspiren en normas fundamentales y no en el oportunismo de los momentos históricos o en los dictados circunstanciales de la sociedad.

Diego Acosta